cuando la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren


carta a ninguna parte

Supongo que es difícil expresar cierto tipo de cosas, supongo, también, que cuando todo acaba es complicado cruzar una primera palabra. Que cuando se dice adiós, y el avión despega, ya nada vuelve a ser lo de antes. La vida se funde con el cielo, la nueva tierra se vuelve corazón, y a la vuelta, el hola, se vuelve más emotivo que el último adiós.


Siempre he pensado que a veces los silencios hacen más daño que las palabras, por ello, rompo el hielo de esta distancia “erasmica” que nos separa. Y te digo que NO. No seré yo quien se despedace los dientes con el frío suelo de hormigón que separa nuestras vidas, jamás podría olvidarte. Tampoco seré quien se desgarre la piel echándote de menos, todo tiene su momento, y creo que tú y yo siempre nos disfrutamos como merecimos. No seré yo, quien de vez en cuando piense en llamarte, porque no pueda evitar oír tu cálida voz del otro lado del teléfono. Tampoco seré, quien no viva, no aprenda, no se recree de cada momento.


No seré quien no madure, quien no disfrute de un minuto de soledad en el maldito Kilimanjaro mientras el viento parece recordarme quien soy, de donde vengo, adonde voy. No seré yo quien no disfrute ti. Y mucho menos seré quien no disfrute de mi propio yo. Es increíble la extraña sensación que te invade, cuando te alejas. El frustrado intento de no olvidar, y de exprimir cada segundo, de echar de menos, y a la vez, saborear este instante casi tangible de retiro de la realidad que nos han regalado.


Ahora te miro a los ojos, seguramente, tu foto, esté sobre mi pared, seguramente te acabe de llamar, o piense hacerlo mañana. Sé lo especial que eres, lo especial que haces mi vida, lo especial que te la haces a ti mismo, aunque ahora no te des cuenta. Solo espero que algún día puedas experimentar lo increíble que puede llegar a ser vivir contigo, en la paz que a veces da la distancia. No te aburras, que siempre hay algo que hacer. No pienses demasiado en mí, yo estoy muy bien. Gracias por todo lo que me has dado, en cada uno de los que fueron nuestros momentos. Y perdona las veces que me equivoqué. Solo sé que ahora, yo tengo mis dados, y toca morder la manzana.


No. No seré yo quien no llore en la estación. No seré yo, quien no se despida de ti.


No seré yo, quien no te diga te quiero con un abrazo…debería haber pasado más tiempo contigo.


Tampoco seré quien deje de escuchar las historias más increíbles de la boca de alguien que viene del otro lado del mundo…ni quien deje de contar cosas insignificantes. Para alguien también serán increíbles.


Seré quien siga haciéndose grande.


No seré quien deje de enamorarse de todo. Incluso de mí misma.


No seré quien no deje que le conozcan. Mucho menos quién deje de conocerse.


No. No dejaré de ser Erasmus. No seré quien abandone esta burbuja, irreal…al menos por ahora. No seré inconsciente, esto tiene fecha de caducidad, pero merece la pena. No abandonaré mi pequeño universo paralelo.


Y no. No seré yo. Quien deje de ser yo.






A TODAS MIS PERSONAS, A LAS QUE CERCA, O LEJOS, DE UN MODO U OTRO, RECUERDO Y ECHO DE MENOS.

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