Días de sol en Alemania.
La vida se nos presentaba como un lienzo blanco, en el que día a dia podríamos dibujar.
Oigo risas de fondo, y el leve ritmo de la lengua inglesa parece enmascarar la delgada línea que separa lo tangible de lo lejano; demasiada distancia. Me dejo llevar.
Muchas caras nuevas, y esa sensación inocente de un mundo por conocer.
A veces creía poder fumarme el mundo, tragarme el humo. Beberme aquella ciudad y saborear, rápido.
Otras veces prefería mirar el universo tras unas gafas de sol.
Nos tumbamos boca arriba en el césped, y oímos como de lejos, pasaba el tranvía.
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