cuando la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren


Un paseo para recordar

La mañana de hoy comenzaba con un paseo en autobús, es decir, una hora hasta Beverly Hills. Tras muchas fotos por las calles y recuerdos a lo Pretty Woman, no queda más que volver, eso sí, una vuelta peculiar, entre inglés, alemán, italiano y como no, español.

Y qué mejor que hacer despues de comer, que ir a clase de inglés. Pues sí, con un nivel "advanced", nos adentramos dos morenas entre todo rubias a afrontar las cuatro horitas que nos quedan por delante, pero esta vez con una profesora a la que no le caíamos muy bien (para mí, que se preguntaba qué hacíamos en ese nivel). Tras hacer entrevistas a los tipos más raros de 3rd Street Promenade, descubrimos que la mejor definición de los españoles es "gente con mucha pasión en la vida, qué no se mueve por el dinero sino por los sentimientos", aunque esa definición no gustó a todos jaja. Un poco de aburrimiento, revistas del corazon, redacciones originales y ganas de apreder, llevan al final de una clase en la que desenmascaramos el verdadero espíritu de los habitantes de Los Ángeles a través una profesoria medio filipina, latina o vete tú a saber qué.

Para contrarrestar el bajón de adrenalina, un poquito Hollywood, nada mejor que el paseo de la fama por la noche, restando la "hora y veinte" de autobús en el que por un momentó pensé que me encontraba en otro país. Muchas risas, un poco de gente rara (gigantismo, conductoras-bruja, etc) y una carrerita para ver el MÍTICO CARTEL. Pues al final el cartel no fue para tanto, al menos de noche, pero eso sí, esa noche, las estrellas brillaban con luz propia. Gracias a la gran longitud del Hall of Famous, logré escapar de un Spiderman que buscaba una foto y logré encontrar un hueco dentro de ese Hollywood, que parece un suburbio, en el que soñar parece posible, y en el que las luces y las estrellas solo dan lugar para imaginar, y como no, para desear volver la proxima semana, eso sí, con un poco más de tiempo.






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